RESUMEN DEL QUIJOTE
(o la mayor victoria que desear se puede)
(o la mayor victoria que desear se puede)
Dicen, los que de
esto entienden, y el autor lo afirma en el prólogo, que la primera intención de Miguel de Cervantes cuando decide
escribir el Quijote, es hacer una pequeña obra satírica para ridiculizar las
novelas de caballerías, que en en el siglo XVI y principios del XVII tenían gran aceptación.
En el primer capítulo
nos da a conocer al pacífico hidalgo manchego Alonso el Bueno. Sabemos cómo es,
cómo vive, qué come, cómo viste y a qué dedica su tiempo de ocio: “Los ratos
que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de
caballerías”, en los que ciegamente cree que son historias auténticas,
piensa que nada escrito en imprenta y con la venia del rey puede ser mentira
(Falacia ad verecumdiam). Él mezcla personajes históricos con los propios de
novela, dándoles a todos la misma apariencia de certeza. Para el buen
hidalgo tan real, auténtico y verdadero es El Cid Ruiz Díaz de Vivar como
El Caballero de la Ardiente Espada , idea compartida con la mayoría de los lectores
de la época.
Cervantes toma a este
crédulo y empedernido lector como personaje para burlarse de tanto caballero de
espadas ardientes, brillantes soles, lagos burbujeantes y terribles sierpes que llenan los libros de caballería. Lo
saca de la tranquilidad de su casa y lo envía por el mundo a vivir las
aventuras que en sus libros leía, a socorrer doncellas y enderezar tuertos, con
armas de otros tiempos y con un lenguaje arcaico en una época en que los
caballeros ya eran historia.
Cambia la realidad
física de su mundo adaptándolo a la realidad mental de las caballerías, se hace
llamar Don Quijote, nombre en sí mismo mordaz o despectivo por su desinencia en
“ote”. Llámale a su caballo rocín, Rocinante, por adaptarlo mejor a las historias
caballerescas y eleva a princesa de la Mancha a una labradora de quien el
hidalgo, tiempo ha, estuvo enamorado, llamándola con el “músico y peregrino y
significativo” nombre de Dulcinea del Toboso.
En una venta, que
considera castillo, se hace armar caballero por el dueño del mismo, el ventero,
de quien más tarde sabremos que también gusta de los libros de caballerías, en
una ceremonia divertida y burlesca, parodiando las antiguas usanzas de armas
Una vez armado
caballero, le llega el momento de favorecer a los débiles. Libera al pastor Andrés
de la paliza que su amo le estaba dando, que mejor le hubiera ido al mozo que
no le hubiera ayudado, que el pobre zagal recibió el doble de palos cuando el
caballero se hubo ido.
En el medio de un
camino se enfrenta y es apaleado por unos mercaderes toledanos, quienes no
acaban por reconocer que Dulcinea es la más bella de todas las doncellas. Pedro
Alonso, un labrador vecino del hidalgo que pasaba por allí, lo recoge malherido
y lo lleva a su casa donde le esperan, desesperadas, el ama y su sobrina.
El cura y el barbero
del lugar, amigos del hidalgo Alonso el Bueno, hacen una selección y análisis
exhaustivo de la biblioteca que en su casa tenía, enviando los más de los
libros a la condena del fuego por estar mal compuestos y no enseñar nada bueno
y considerarlos culpables de la desventura de su buen amigo.
En este punto podría
terminar la Vida y Hechos del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha si
Cervantes no hubiera tenido el deseo de aumentar las aventuras del desventurado
Caballero de la Triste Figura.
A partir de ahora y
con la compañía del buen Sancho Panza, sin abandonar el estrafalario personaje de Don
Quijote y sus pintorescas aventuras de caballero andante, leeremos una
antología de reflexiones, conocimientos o sabidurías sobre el ser humano. Su
dignidad y su bellaquería, su grandeza y su mezquindad. Veremos claramente
donde se haya lo equitativo y lo injusto, lo excelente y lo ruin.
Conoceremos la cultura y la inteligencia popular a través de las disertaciones, dichos y
refranes que a borbotones salen por la boca del buen Sancho
Acompañaremos a Don
Quijote en su superación espiritual hasta el segundo tomo, que Cervantes
escribió diez años más tarde elevando de manera progresiva y natural al
personaje, para que Panza, su escudero, pueda decir al regreso definitivo a su
aldea: “Abre los brazos (deseada patria) y recibe también tu hijo don Quijote, que si
viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo; que, según él
me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede”
“Vencedor de sí
mismo” Cuatro palabras que encierran, a mi parecer, toda la obra, toda la
grandeza, toda la enseñanza de la composición literaria mas hermosa, en lengua
española, que jamás se haya escrito.
Cuatro palabras que
resumen la enorme riqueza de vocabulario que utiliza Cervantes en el Quijote, de
manera llana y sencilla, utilizando, si no todas, las más de las figuras literarias del idioma,
tratando muchos temas de forma amena e instructiva.
Por todo eso y posiblemente por más cosas que se me escapan, y con toda la razón, es el libro, no religioso ni político, más leído del mundo, traducido a todos los idiomas que tienen grafía.
José F. Álvarez, 28 de Junio de 2018
José F. Álvarez, 28 de Junio de 2018
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