Hombres bajos hay que revientan por parecer caballeros, y caballeros altos hay que parece que a posta mueren por parecer hombres bajos; aquéllos se levantan o con la ambición o con la virtud, éstos se abajan o con la flojedad o con el vicio; y es menester aprovecharnos del conocimiento discreto para distinguir estas dos maneras de caballeros, tan parecidos en los nombres y tan distantes en las acciones.
Ir a página principal CAPÍTULO VII
No hay comentarios:
Publicar un comentario