HIGIENE PERSONAL EN EL SIGLO XVII
-Sabrás, Sancho, que los españoles y los que se
embarcan en Cádiz para ir a las Indias Orientales, una de las señales que
tienen para entender que han pasado la línea equinoccial que te he dicho es que
a todos los que van en el navío se les mueren los piojos, sin que les quede
ninguno, ni en todo el bajel le hallarán, si le pesan a oro; y así, puedes,
Sancho, pasear una mano por un muslo, y si topares cosa viva, saldremos desta
duda; y si no, pasado habemos.
...
Tentóse Sancho, y llegando con la mano bonitamente y
con tiento, hasta la corva izquierda, alzó la cabeza, y miró a su amo, y
dijo-
-O la experiencia es falsa, o no hemos llegado
adonde vuesa merced dice, ni con muchas leguas.
-Pues ¿qué -preguntó don Quijote-, has topado
algo?
-¡Y aun algos! -respondió Sancho.
Y sacudiéndose los dedos, se lavó toda la mano en el río, por el cual sosegadamente se deslizaba el barco por mitad de la corriente, sin que le moviese alguna inteligencia secreta, ni algún encantador escondido, sino el mismo curso del agua, blando entonces y suave.
Y sacudiéndose los dedos, se lavó toda la mano en el río, por el cual sosegadamente se deslizaba el barco por mitad de la corriente, sin que le moviese alguna inteligencia secreta, ni algún encantador escondido, sino el mismo curso del agua, blando entonces y suave.
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