De cómo
el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a
gobernar.
-Andad
con Dios, que ya vais pagado. -¿Yo, señor? -respondió el viejo-. Pues ¿vale
esta cañaheja diez escudos de oro? -Sí -dijo el gobernador-; o si no, soy el
mayor porro del mundo. Y ahora se verá si tengo yo caletre para gobernar todo
un reino. Y mandó que allí, delante de todos, se rompiese y abriese la caña.
Hízose así, y en el corazón della hallaron diez escudos en oro; quedaron todos
admirados, y tuvieron a su gobernador por un nuevo Salomón
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